Esta palabra que muchos creen autóctona y que era muy común hace años, no lo es, es asimilada y la trajeron los gallegos, manteniéndose el mismo significado que le daban, aunque reduciéndose acá para señalar al hecho de hablar sin mesura y sin control, diciendo cosas indebidas o que pueda perjudicar a otros o a sí mismo o para indicar una afición vehemente a algo. Es una forma figurativa de acotar que se le salieron todas las pepas y quedó sin nada, o sea lo dijo todo. “Juan espepitó todo el brollo de la fiesta a sus amigos” “María se despepita por pintarse las uñas todos los días”
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