Nada tiene que ver la moneda de ese color que se acuño en 1944, con la que se señala en nuestro dialecto. Se le decía así a la moneda maestra, la cual era amarilla, que el fabricante o vendedor de rocolas daba al comprador para que pudiera colocar libremente las selecciones del aparato. Dado que en esa época esta funcionaba con lochas, a pesar de no ser del mismo tamaño se le llamó así. Igualmente a las personas hiperactivas e incansables, se le endilgaba indirectamente ese apodo. “Eleuterio metéle la locha amarilla a la rocola que ya no tenemos cobres” “Mijito quédate tranquilo un rato, como que te metieron la locha amarilla”
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