Esta expresión popular en nuestro dialecto y en algunas otras regiones del país, nace de la comparación que se hace a un popular juego callejero que consiste en esconder en los puños cerrados una determinada cantidad de palitos para que el contrario lo adivine, en algunas ocasiones colocando los brazos en la espalda. Se especuló que era la diversión preferida de los reos y su significado en el argot coloquial es no hacer o estar haciendo nada. Casi siempre lleva una carga despectiva o de reproche. “Allá tenéis a Orlando jugando palo en el cuarto” “A Betilde la botaron del trabajo por estar jugando palo”
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