Con esta palabra se define genéricamente a los envases de cualquier material, aunque particularmente a los que no sirven o cuya utilidad es deficiente. Nuestro dialecto trasladó este significado a la cotidianidad y se lo endilgó a cualquier objeto cuya utilidad sea escasa, inservible o limitada, transformándolo en un adjetivo. De esta manera se transformó en una palabra de uso coloquial y recurrente, aunque también seguimos usándola para señalar los recipientes de diferentes tipos. “En el pote con el que trabaja en el trafico Manuel deberían pagarle a uno para montarse” “Mi celular es un potecito pero me sirve” “Dame un pote de quaker”
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