Aunque
la palabra suene muy maracucha y solos sea usada en nuestra región, la misma es
asimilada al dialecto fue traída por los españoles y es un término común en
Centroamérica con el mismo significado. Se les llama así a las tazas pequeñas
donde se toma café, aunque acá se generalizan para las de todo tamaño y allá
sea usada solo para las hechas de barro y acá las más populares fueron por
mucho tiempo las de aluminio. De allí se deriva la muy autóctona expresión
“Pocillo de loco” con el cual se define cualquier objeto que se encuentre muy
golpeado, haciendo una similitud a esas tazas de metal semi destruidas por el
maltrato que le daban estos enfermos mentales al tirarlas al piso o las
paredes. “Brindáme un pocillo de café”
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