Esta
palabra todavía se escucha en nuestro dialecto, aunque con menor frecuencia que
hace unos años. La misma se la endilgamos a las personas, generalmente hombre
que se vanaglorian o jactan de ser muy elegantes en su vestir o modales. Se usa
con una carga despectiva o recriminatoria ante la actitud del sujeto. Deriva
del hecho que llamamos figurines a las revistas que vendían con modelos de lo que estaba de
moda. “Al figurín de tu hermano lo chocaron en la esquina”
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