Nada tiene que ver esta palabra en nuestro dialecto con la
que se usa en términos alimenticios ni con la nueva especie de pollo sin plumas
logrados por los científicos israelitas que suponen un costo más barato del
mismo. En el argot de las carnicerías y distribuidoras de aves se le da al
mismo al pollo criado en granjas que ha sido beneficiado para su posterior
venta, sin que este haya sido alimentado obligatoriamente con alimentos
contentivos de hormonas para su engorde. El mismo generalmente no cumple los patrones
industriales que se manejan en el área y no son empacados agregándole agua u
otro aditivo, sino simplemente quitándole las plumas, por lo que resultan más económicos
y son tomados para venderlos despresados, dándole un margen de ganancia mayor a
quienes los comercializan. El termino es de mediana data. “Compré unos pollos desnudos
para despresarlos y ofrecerlos mas baratos”