Si bien esta palabra no es autóctona y
el significado de señalar a alguien que recibe de regreso los hechos malos o
buenos que ocasiona, es aceptado, en nuestro dialecto se usa más
generalizadamente para indicar a las personas que les ocurren muchas desgracias
o aquellas que se angustian por cualquier inconveniente y no buscan solución al
mismo. También se le endilga como adjetivo a quienes poseen un carácter díscolo
y son propensos a enfrentamientos, generalmente banales. Es de nueva data y se
hizo popular a partir de los 60 cuando el contacto con las religiones hindúes y
orientales se puso de moda y las sectas de los Hare Krishna pasó a ser un grupo
urbano frecuente. “Esa mujer tuya es karmatica, tenéis que mandarla pal congo”
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