Esta palabra ya no se escucha en nuestro dialecto, fue
muy popular entre la década de los 70 y mediados de los 90 en los colegios de
la costa oriental del lago, sobre todo Tía Juana y alrededores. Con la misma se
señalaba un juego donde uno de los oponentes debía partir en los turnos
establecidos, generalmente eran 4 o 5, el lápiz del contrario, por medio de
golpes dados con la punta afilada de este. De no lograrlo el contario debía intentarlo
y así sucesivamente hasta que hubiese un ganador. Se podía jugar entre dos o
varios. Para determinar quién sería el primero en ser atacado se hacía sorteo. El
lugar donde se colocaban los lápices era casi siempre sobre el pupitre y el
momento eran las horas del recreo. El nombre provenía del hecho que a esos
golpes les llamaban así. En Maracaibo y otras zonas del Estado se llamaba a este
juego “lapizpartío”“Ya me han partido 5 lápices jugando clinios”
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