Está expresión es popular en nuestro
dialecto y curiosamente el animal que se nombra no posee las características que
en ella se describe, ya que con la misma se indica que alguien se encuentra muy
temeroso o que se encuentra realmente temblando por el frio o por la fiebre
alta. La alegoría surge en el habla popular desde hace mucho tiempo producto de
la caza de estos animales, muy numerosos en ese entonces, por medio de honda o
china, actividad hecha por jóvenes y adultos como una forma de distracción,
dado que al ser impactado con alguna piedra el mismo quedaba temblando y
posteriormente moría o se escapaba, de acuerdo a lo preciso del disparo. “Estaba
temblando como un machorro porque hubo disparos cerca de la casa” “En Mérida mi
tía se la pasó temblando como un machorro” “El niño estaba temblando como un machorro
porque tenía 41 grados de fiebre”
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