Con esta palabra, además de ser el diminutivo de
dulce, se le llama generalizadamente en nuestro
dialecto a cualquier preparación que contenga azúcar, panela o miel y que
cumpla las funciones de postre o de bocado extra, que puede consumirse a
cualquier hora y en pequeñas proporciones. Ya seas conservas, tortas, dulces y
otros, no entrando como tales los panes o los preparados culinarios en cuya preparación
se use algún edulcorante. Sin embargo también se usa como contrasentido para señalar
a las personas que poseen caracteres amargados, poco sociables, retrecheros y
similares, en ese caso se puede aplicar también al género femenino pero en el primero
no. Es de uso común y de vieja data. “Hace falta un dulcito para pasar la
comida” “Ese primo es tan dulcito que lo llaman miel”
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