Esta expresión todavía se escucha aunque ya no tan
recurrentemente como hace años que era muy popular en nuestro dialecto. La
misma incluso es considerada obscena por algunas personas aunque la misma no
contenga elementos para serlo. Es si se quiere una jocoseria local con la que
la persona expresa disgustada que alguna persona la tiene cansada, harta o hasta
la coronilla por acciones que ejecuta y le resultan molestas, fastidiosas o
fuera de lugar. Es una analogía al hecho de que hace tiempo el árbol de ciruela,
llamado en nuestro dialecto cirguelo, era muy común en los patios de la casa y
los muchachos se montaban en ellos y se comían la fruta botando la semilla o
pepa debajo de este ocasionando sucio que debía barrer el dueño de la casa o alguno de los habitantes de
ella. “Dejá de tocar ese furro que ya me tenéis el cirguelo lleno de pepas”
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