Esta palabra ya no se escucha ni usa en la connotación
que en nuestro dialecto le daban hace algún tiempo el gremio de transportistas,
que es para señalar al acompañante del chofer en su trabajo rutinario. Este pasajero
consuetudinario ejercía la labor de protección o fiscalización del mismo. Sin
embargo sigue usándose como diminutivo de quebrado y también para señalar
alguna persona jorobada o con caminar encorvado producto de algún accidente o algún
defecto físico o enfermedad como la poliomielitis. “El dueño del carro que
alquiló Alfredo se la pasa de quebraito con él” “Yo tuve un amigo en el colegio
que era quebraito”
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