Esta palabra identifica al diminutivo de pájaro o al ave
pequeña, pero en nuestro dilecto se tomó también para señalar o llamar generalizadamente
a una persona a la que no se conoce el nombre o que no desea decírsele o recuerda
en ese momento. En un primer momento se limitaba a endilgársele a alguien que
tenía las características de ser vivaracho, taimado o embaucador y poseía
sentido recriminatorio, pero posteriormente se siguió usando sin que la persona
obligatoriamente las poseyera, perdiendo también el sentido. En ocasiones se
usa también como eufemismo de pene. Es de poco uso actualmente. “Mirá pajarito,
no te hagáis el loco y hacéme el mandao que te pedí” “Cerráte el cierre que se
te sale el pajarito”
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