Esta
palabra ya es raro escucharla en nuestro dialecto pero en los años 50 y 60 era
muy usada de dos maneras, una para señalar a los hombres enamorados o tuqueques
como también se le dice en estos lares y otra para indicar el modo de vestir
extravagante o muy llamativo, propio del movimiento sicodélico de esos tiempos.
En ambos casos su uso era despectivo y
nada tiene que ver con el árbol y la flor que lleva el mismo nombre. “El pocho
anda de floripondio por el barrio” “Anita anda floripondia con ese vestido”
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