Esta palabra ya poco se escucha pero era común
en nuestro dialecto en épocas antañonas, con la misma se señalaba a las mujeres
mayores que vivían arregladas, eran coquetas y realizaban incluso labores de féminas
más jóvenes. No tenía carácter burlesco
ni despectivo y siempre se usaba en tercera persona. Fue sustituida con el
tiempo por Pataruca. Tiene su génesis en una historieta popular en los diarios
de la época, llamada Lorenzo y Pepita, donde esta poseía las características
antes citadas y aunque no era una mujer mayor se tomó el nombre de ella para
aplicarlo como adjetivo. Recientemente se hizo también popular una caricatura
con el nombre de Pepita que era muy buscada por los jugadores de azar porque
supuestamente en ella salían datos de los números terminales que ganarían la lotería.
“La vieja pepita de la esquina salió
emperifollá para el cine”
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