Esta palabra tiene dos connotaciones en nuestro dialecto,
se usa como forma superlativa del verbo templar para señalar un jalón fuerte
que se da o se le da a alguien o algo y también es un dulce muy popular en épocas
anteriores el cual se hace con panela o papelón, esta se pone a cocinar con agua hasta que se
encuentre manejable y luego con las manos llenas de aceite se estira
repetidamente hasta que quede dorado y se corta en porciones del tamaño
deseado. Debe su nombre al hecho que al estiramiento del papelón se le llama
templar, aunque popularmente se dice que es porque hay que templarlo para que se
pueda partir. Ya es raro conseguirlo. “Me compré un templón y estaba tan
arrecho que se me aflojó un diente” “Le tuve que dar un templón a la mata para
poder sacarla”
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