Este nombre
se le da en nuestro dialecto a una especie de dulce que se preparaba en muchas
casas de la ciudad y que por tener ingredientes comunes y económicos además de
no necesitar ningún tipo de cocción era popular. Para el mismo solo se
necesitaba yema de huevo, la cual se batía con un tenedor o una paleta de
madera en un recipiente y se le agregaba azúcar al gusto. Esto producía una
mezcla granulada que dependía su consistencia de la cantidad de esta que se usara.
Se comía con una cuchara y era una delicia sobre todo para los niños. Algunos
le agregaban vainilla. Era un alimento proteico. Ya es raro verla. ”Papá me
preparaba frincoñete todos los fines de semana”
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