Esta curiosa expresión de nuestro dialecto es
medianamente popular. Con la misma no se
hace referencia a algún gallinero ni tampoco a un lugar donde vaya un gallo,
sino a los asientos que se encuentran en los buses y autobuses del transporte público,
exactamente sobre las ruedas traseras del mismo, lo que ocasiona que los mismos a pesar de quedar a la
misma altura de los otros, el piso quede desnivelado hacia arriba en forma de
arco, obligando al que va allí a tomar una posición con las piernas escogidas
similar a la que toma esta ave nombrada para dormir o al pararse en el palo del
gallinero. Es de nueva data. “Prefiero ir parao porque lo único que está
desocupado es el puesto del gallo”
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