Estas palabras se usan en nuestro dialecto como una forma de engaño para los niños. Es una manera de zafárnoslo de encima cuando estos mantienen una actitud y conducta que nos sobrepasa o fastidia. Se le envía al niño a un lugar o hacia una persona diciéndole que busque y nos traiga este objeto inexistente. Aún se continúa usando aunque muchos consideran que es una forma de maltrato el burlarse de la ingenuidad del pequeño. “Dile a tu mamá que me envié un poquito de tenmeallá”
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