Aunque el verbo de donde proviene simplifica el hecho de embestir o actuar contra algo con la finalidad de hacerle daño o destruirlo, al personaje que se le endilga este calificativo en nuestro dialecto no actúa con esa intención, sino que su misión es ganarse el amor de una mujer. Por lo tanto se llama así al sujeto que constantemente está intentando seducirlas, con métodos convencionales o no y en ocasiones de manera equivocada, por lo que raramente consigue el cometido de enamorarlas. “El atacón de Héctor no consigue novia porque le echa los perros a todas”
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