Esta expresión nace de la locha, una de las monedas más populares de antaño y de menor valor. Es usado en dos connotaciones diferentes: una poco frecuente actualmente con la cual se llamaba así, de manera despectiva o peyorativa a las personas de escasos recursos y otra aún popular con lo que se señala a las personas capaces de traicionar a los otros o aceptar sobornos o trabajos por cantidades pequeñas de dinero. “Yo no salgo con Aneximedes porque es un lochero y no me regala nada” “Al del sindicato lo mataron por lochero”
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