Sin dejar de
ser usado para señalar algo que tiene mal olor, en nuestro dialecto esta
palabra es utilizada de forma despectiva o peyorativa para indicar que alguien
es engreído. Viene esto como una forma gráfica de comparar la repulsión que
produce la fetidez con estos personajes que se creen lo mejor en todo y poseen
actitudes discriminatorias. Fonéticamente se pronuncia con J y se usa casi
siempre con el sufijo ito. "Decile al jediondito de tu hermano que me
pague"
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