Con este
curioso nombre señalamos en nuestro dialecto a los pastelitos, que generalmente
en baldes se venden ambulantemente en la calle. Existe cierta forma despectiva en esto y
proviene del hecho que en varias ocasiones han sido cerradas fabricas
proveedoras de ellos por insalubridad y por el hecho de encontrárseles que
algunas han usado carne de gato y otros animales para rellenarlos. De allí
deriva el nombre compuesto entre gato y pastelito. También se les llama
aciditos por el sabor que la mayoría de ellos tiene. Es una palabra de nueva
data. "Me comí como diez gatelitos en el centro"
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