Este es el
nombre que los españoles le dan normalmente al fruto que queda en el campo después de recogida la
cosecha sobre todo a las uvas, pero en nuestro dialecto usamos la palabra para
definir puntualmente al plátano pequeño, en otrora desechado y botado al lago
por los bongueros que los traían desde el sur del lago, ya que no era bien
visto por los comensales pero era muy buscado, dado su económico precio, por
las personas cuya situación económica era dificil. El término es oriundo de la
zona donde lo cosechan aunque deriva del traído por los españoles "Esos
plátanos que vende Cheché son unos rebuscos" “Con esta pelazón
tendremos que comprar rebuscos”
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