Esta expresión es endosada en nuestro dialecto a las personas que son muy comelonas y no le importa comer los restos de comida de otra persona, son esos que se llaman y siempre están prestos, cuando se necesita ayuda para terminar de comer algún alimento que ha sobrepasado nuestra capacidad estomacal. Deriva de la comparación con la tira cómica “Los Picapiedras” en la cual el triturador de basura era representado por un cochino salvaje. Todavía es común escucharla sobre todo para señalar a alguien con estas características. “Compramos unos arroces chinos y quedamos ful, tuvimos que llamar a David para que se comiera el resto, vos sabéis que ese es un cochinito de los picapiedras”
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