Entre
esos sitios populares del barrio el Saladillo que la piqueta se llevó se
encuentra este. Una tienda o pulpería como también le decían en aquel
entonces, donde confluían diversos
estratos sociales para proveerse de alimentos y también para tertuliar, tomar
algunas bebidas y gaitear. Según algunos cronistas, su propietario Adalberto
Bracho, a quien apodaban el cañadero, le puso el nombre al negocio porque el
mismo lo fundó con el dinero ganado trabajando en la Venezuela OilCompany y
este son las iniciales de esa empresa petrolera. Estaba situado este local en
San Juan de Dios, en los fondos de la Basílica, en la calle Padre Faría
intersección con el callejón la gaveta, a pocos metros del hospitalito y se
mantuvo por varias décadas, sirviendo un tiempo de vivienda a la familia hasta
que el crecimiento del negocio obligaron mudarse a esta. Estaba casi 24 horas
abiertas ya que desde las cuatro dela
mañana y hasta altas horas de la noche atendía a sus clientes que compraban
entre otras cosas, carne de cacería, pan a locha, queso cañadero aderezado con
pimiento, bollitos de coco envueltos en hojas de bijao y hasta huequitos para
la regadera, como decía su eslogan, inventado por alguno de sus clientes. Desde
la madrugada Adalberto iba en burro hasta el mercado principal y al de las
piraguas a abastecerse de algunos de los productos que ofrecía. Fue un lugar de
cierta manera romántico ya que el ambiente se trasladaba hasta la calle y el
servicio prestado era de primera. Se ha homenajeado al mismo con varias gaitas
que han logrado perpetuar su estadía a las nuevas generaciones.
La tienda del Saladillo
ResponderEliminarMás querida y popular
Única pa parrandear
Por su ambiente tan sencillo
La VOC le dio brillo
Aquel barrio singular...
Ambiente populachero
ResponderEliminarDe verso y gaita sin par
Con la atención especial
De Adalbertto "El Cañadero:
William Nava 1987